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sábado, 26 de noviembre de 2016

HAYEDO DE MONTEJO

Con la clase de Biología de 3º ESO fuimos a una senda organizada por la Comunidad de Madrid para estudiar el hayedo de Montejo de la Sierra en preotoño como un ejemplo de bosque Atlántico en un fantástico estado de conservación.


Uno de los objetivos más importantes de la senda era el fomentar el senderismo como actividad de vida saludable por la Sierra de Madrid incluidas en el plan de centro de este año en nuestro colegio y que hemos denominado PARA VIVIR MEJOR.

 

Durante la visita tuvimos la suerte de que nos acompañaran dos monitores que nos fueron explicando las características de los hayedos en general y en concreto del de Montejo de la Sierra en el que nos encontrábamos.

 


Montejo de la Sierra es un municipio perteneciente a la Sierra Norte de Madrid, en plena naturaleza.
Cuenta la leyenda que los leñadores de la zona afirman haber visto en una zona del bosque conocida como El Chaparral, duendes y hadas que solían engatusar a los caminantes con sus bonitas voces y sus caricias, llevándoles hasta sus guaridas donde los convertían en lagartijas o petirrojo para dotar al bosque de más animales y aumentar su encanto.
Aunque ésto no se ha podido comprobar (lo dejamos a las creencias del lector), lo cierto es que en el año 1460 el pueblo de Montejo compra a un noble de Sepúlveda, el monte lleno de hayas y robles, a orillas del río Jarama, antiguamente conocido como El Chaparral y actual Hayedo de Montejo.


El bosque, en perfecto estado de conservación, posee un microclima específico típico de los bosques Atlánticos, con veranos suaves e inviernos fríos y una precipitación regular a lo largo del año que mantiene su humedad.
Los árboles son de hoja caduca y de gran tamaño, situadas en los árboles en posición horizontal para tratar de captar la mayor cantidad de luz posible en la frondosidad del bosque.
Tienen un sotobosque escaso con especies como helechos, musgos, líquenes, zarzamoras...y especies animales adaptadas a ese entorno como el corzo, el jabalí, el zorro...

 


  



 

 


Durante el camino, tuvimos la suerte de encontrarnos con un lugareño que nos contó muchas historias del lugar y al que los alumnos escucharon con mucha atención. ¡Nos recitó hasta una poesía!


 


Conseguimos llegar a un mirador desde donde se observaba la provincia de Guadalajara. Nos llamó mucho la atención la diferencia tan grande entre una zona del paisaje deforestada para uso agrícola y justo en el otro lado la frondosidad del bosque que un día, ya lejano, ocupó todo lo que nos rodeaba. ¡Increíble lo que la mano del hombre es capaz de hacer!











¡Buen trabajo chicos!












































































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