Este año tuvimos la fortuna de participar como colegio en la Feria de la Ciencia de Madrid que como otros años se celebró en el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología (MUNCYT). Allí nuestros alumnos expusieron sus investigaciones sobre el sonido con gran éxito y pudimos aprender de los experimentos y trabajos de otros colegios que también estaban allí.
Fue de uno de esos colegios (perdonadme, no recuerdo el nombre) de donde surgió la idea de realizar cromatografías en el laboratorio comparando productos naturales (frutas y otros vegetales en su mayoría), con otros productos más manufacturados y con más componentes como las chucherías infantiles y comprobar qué había de cierto en los anuncios de algunos de ellos que los califican "100% natural", "Sin aditivos", "100% fruta natural".
La idea era extraer mediante un mortero en el caso de los productos naturales y calentándolo en un mechero Bunsen con algo de alcohol, los pigmentos naturales que posean las frutas y vegetales y a partir de ellos realizar cromatografías.
Proceder del mismo modo con los productos artificiales (en este caso eran todos líquidos por lo que no fue necesario ni calentar ni usar el mortero) separando sus componentes con papeles de filtro mediante la técnica de la cromatografía.
Y comparar ambas cromatografías anotando los resultados en sus cuadernos de laboratorio.
Aunque no obtuvimos grandes diferenciaciones entre los productos naturales y los artificiales, los alumnos disfrutaron mucho con sus mezclas y morteros y se convirtieron en pequeños expertos en esta técnica de separación de mezclas homogéneas.
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