Los primeros vestigios de pobladores en la zona de Prádena (Segovia) se remontan al año 2000 a.C., de estos asentamientos quedan restos en la cueva de Los Enebralejos, pinturas, cerámicas, huesos y enterramientos del Neolítico. Los romanos, visigodos, árabes y judíos también dejaron su huella en esa localidad segoviana.
Prádena se encuentra situada en la serranía de Somosierra, frente al puerto de la Acebeda (1686 metros de altitud) a unos 46 km de la ciudad de Segovia. De las muchas cosas interesantes que podemos ver en la zona cabe destacar sus bosques de enebros, el mejor acebal de Europa, robledales, buenísima gastronomía (caldereta de cordero y asados) y por su puesto las cuevas de las Grajas y Los Enebralejos donde se pueden contemplar estalactitas y estalagmitas de una gran variedad cromática,
Como otros años era una visita casi obligada con nuestros grupos de alumnos de 4º ESO.
La primera parada, en la salida de la cueva, fue la reconstrucción del poblado Neolítico donde los alumnos pudieron comprobar por ellos mismos, cómo vivían, cocinaban, curtían pieles, cazaban, hacían fuego...los pobladores de aquella zona durante la Prehistoria.
ALUMNOS EN EL EXTERIOR DEL POBLADO NEOLÍTICO
ALUMNOS OBSERVANDO CÓMO COCINABAN LOS POBLADORES DEL NEOLÍTICO Y QUÉ INSTRUMENTOS DE COCINA UTILIZABAN
UTENSILIOS NEOLÍTICOS PARA CORTAR Y COSER IMPRESCINDIBLES EN LA FABRICACIÓN DE ROPA
ALUMNOS PRACTICANDO EL TIRO DE LA LANZA COMO EN EL NEOLÍTICO
TRABAJO DE LOS MATERIALES EN LA PREHISTORIA: PIEDRAS, HUESOS, MADERA...
VISITA A UNA CHOZA NEOLÍTICA
LOS ALUMNOS SE MOSTRARON MUY INTERESADOS CON LA VISITA
ALREDEDOR DEL "FUEGO"
Tras finalizar la vista a la reconstrucción del poblado Neolítico entramos en el interior de la cueva donde pudimos apreciar fantásticas formaciones de estalactitas y estalagmitas de muchos colores. Aprendimos que esa tonalidad depende de los minerales que arrastren las pequeñas gotas de agua que durante siglos crean esas formaciones tan asombrosas.
La vista a la cueva dura aproximadamente una hora. Hace frío (14º-16ºC) y está iluminada gracias a unos focos LED que salen del suelo o que están escondidos en los lugares más insospechados. Tenemos que ir en silencio ya que al hablar, producimos dióxido de carbono y vapor de agua que puede perjudicar el mantenimiento de la cueva. Por supuesto queda totalmente prohibido apoyarse o tan siquiera tocar las estalactitas o estalagmitas (¡tan solo para formar 1 centímetro cúbico se necesitan cientos de años!).
La cueva tiene 3670 metros de longitud y es la mayor cavidad conocida del borde norte del Sistema Central.
Está estructurada en tres pisos: galerías altas, bajas o medias del río, presentando un desnivel tan solo de 13 metros.
La cueva estuvo cerrada al público muchos años, lo que ha permitido su buen estado de conservación.
Tras recorrer una primera galería serpenteante encontramos las primeras formaciones y los primeros restos de yacimiento arqueológico. Tras ellos se encuentra una amplia sala llamada la Sala de los Enterramientos donde pudimos ver numerosos agujeros (osarios) correspondientes a enterramientos de la Edad del Bronce.
La sala llamada El Santuario, es la más grande de la cueva y en ella abundan grabados y pinturas rupestres (ciervos, cazadores...). También es la zona con mayor número de formaciones: estalactitas, estalagmitas, agujas y columnas.
Cabe destacar formaciones como La Cascada o El Fantasma llamadas coladas.
Como colofón final, la vista termina observando una pared llena de los colores producidos por los distintos materiales erosionados en el karst.
Ejemplo de formación de cueva kárstica como Los Enebralejos:
¡Definitivamente volveremos a visitarla de nuevo!